La princesa otoñal

Dicen que hubo una vez, en un lugar lejano, una Princesa Otoñal enterrada en hojas secas y flores ajadas, en las penosas estancias de un castillo desvencijado, soberana descuidada de sí misma, que su vida entristecida sus días gastaba. Tendida en su cama de heno amarillo, rodeada de paja por el tiempo en su lecho

La princesa encarcelada

En un castillo lejano tenía un Rey un jardín enrejado, con un sin fin de arbolado y verdores, donde vivía confinada una deliciosa flor, una Princesa a la que apenas el soberano señor prestaba atención. Princesa solitaria que mucho se amaba ya que que todos los días se decoraba con un sin fin de colores

La Cenicienta desconfiada

Según una leyenda de amor y desamor que cuentan los viejos del lugar, una vez hubo un reino en aquella comarca que se extinguió por no tener vástagos un Príncipe soltero, muy mayor, que nunca encontró en su vida su consorte anhelada, a pesar de que le cortejaron bonitas y ricas princesas solteras de otras

La princesa inconformista

En un castillo solemne, riguroso y aburrido, donde todo y cualquier cosa estaba regulado por estrictos protocolos, la Señora del funesto fortín tenía una hija inconformista hasta extremos indecibles. La princesa, ya una mujer, renunciando a crecer se negaba a dejar su infancia en el olvido, con obstinada rebeldía. La revoltosa princesa, de porte menudo

Me enamora

Ella me enamora. Así fue como lo sentí la primera vez que la vi. Seguramente fue una jugarreta del caprichoso Cupido confabulado con la excitante e inmortal diosa Venus. Sí, ambos conocían bien mi talón de Aquiles, mi personal y antojadizo gusto sobre la mujer, mis debilidades y mis deseos. Y es que esa mujer

La princesa durmiente despertada

Cuentan que con el hechizo de aquel beso apasionado, que en su boca depositó un Príncipe redentor, la Princesa, sumida por muchos años en profundo sueño, abriendo sus lindos dos ojos a la luz de su nuevo día estrenado, dedicando una tímida y dulce mirada a su soberano resucitador, con voz tierna y preciosa sonrisa

La princesa insatisfecha

Dicen que en un castillo lejano, en un lugar desconocido, había una Princesa que en tiempos lució notorias hermosuras, de las que solo su soberano Señor disfrutó. Pero las bellezas sin par que poseía la bonita Princesa contenían un mar de ardores y deseos ocultos, regado por ríos inagotables de amor y pasión. Aunque los

La princesa desconocida

Erase una vez una Princesa que moraba en un pequeño castillo de una región remota. Cuentan que cada vez que la Princesa se miraba a un espejo se veía fea y llena de defectos, hasta el extremo que odiaba el físico que poseía. No así la veían sus súbditos que decían que su carita era